Padres ansiosos

Comunicación asertiva. No es sólo lo que dices, sino también cómo lo dices

Comunicarnos es un acto inherente a todos los seres humanos, pero comunicarnos de una forma efectiva y siendo empáticos con nosotros mismos y con nuestros interlocutores resulta una verdadera habilidad, y como toda habilidad, requiere de práctica, y del desarrollo de una serie de recursos (metacognición, autoestima, manejo emocional) que posibilitan su exitoso desarrollo.

La comunicación asertiva, es sin duda, una de las habilidades sociales más importantes al desempeñar la labor de padres. Nos permite comunicarnos de una forma amable, franca, abierta, directa y adecuada, sin atentar contra los demás. Ser asertivo no significa tener siempre la razón, o ser padres “perfectos”, sino padres que pueden comunicarse de tal manera, que sus mensajes son escuchados, que expresan sus sentimientos, deseos y opiniones sin generar daños en sus hijos, sin maltratarlos. 

Al comunicarnos de forma asertiva, estamos enseñando a nuestros hijos a ser asertivos, ya que el ejemplo, es una de las herramientas de aprendizaje más poderosas. Existen elementos paralingüísticos, es decir, que no son verbales que influyen notoriamente en la comunicación, te dejamos algunos de estos para que los consideres al comunicarte con tus hijos:

  • Postura corporal: Tengamos una postura firme, sin ser atemorizante. Mostremos confianza, sin encorvarnos o parecer demasiado relajados (como para no tomarnos en serio), pero tampoco, una postura tan rígida que resulte intimidante. 
  • Tono de voz medio, pausado, que transmita confianza, serenidad y seguridad.  Sin gritar, evitar dar discursos muy largos, ser directos.
  • Esperemos estar frente a frente al niño para poder hablarles, mirémosle fijamente y coloquemos nos a su altura. Las miradas son claves, el popular “mi madre con una mirada ya me decía todo” todo puede englobar desde una mirada de afirmación u otra de castigo y desaprobación. Evitemos esas miradas atemorizantes y ofrezcamos confianza y respeto. 
  • Usemos un lenguaje positivo, guiemos las conversaciones hacia la reflexión y la reparación, no la culpa. 
  • Escuchar activamente lo que nos dicen, prestar atención e interrogar si algo no nos queda muy claro. 

También debemos tomar en cuenta elementos lingüísticos y emocionales, te dejamos algunos para que puedas desarrollar tu comunicación asertiva

  • Capacidad de decir “No”

Como padres resulta clave comunicar asertivamente límites, normas, o nuestra negativa ante alguna acción ya que les proporciona a los niños y adolescentes estructura y un marco de valores y principios fundamentales para su desarrollo personal y social. Los niños requieren también conocer la razón detrás de estos límites, seamos abiertos a conocer y escuchar en caso de que no estén de acuerdo, esto último no significa que vayan a cambiar, pero si nos da la posibilidad de comunicarnos, de validar sus sentimientos y pensamientos. Con los adolescentes la negociación es una herramienta. El popular “no, porque lo digo yo y punto”, resulta ofensivo, si no existe un diálogo que logre comunicar las razones de ese límite o norma. 

  • Capacidad de expresar sentimientos negativos y positivos. 

La asertividad no se trata de ser entonces seres iluminados y perfectos, los sentimientos placenteros y displacenteros tienen cabida en la vida de todos y la idea es poder gestionarlos y comunicarnos de una manera respetuosa, aquí el autocontrol, la reflexión y el diálogo interno son necesarios. La idea es que la manifestación de esa molestia, tristeza, decepción, miedo, ansiedad, no se convierta en una conducta agresiva, o dañina para el otro. 

Al sentir molestia, por ejemplo:

  • Hacerle saber al otro en palabras que estás molesto y necesitas un tiempo o un espacio. 
  • Tomar aire y hacer ejercicios de respiración. 
  • Detenerse antes de dar una respuesta inmediata.
  • Identificar el motivo de ese sentimiento.
  • No hay culpables, hay responsables.
  • ¿Cuál es la cuota de responsabilidad que tiene cada uno? 
  • Luego propiciar una conversación, donde puedas expresar cómo te sientes, porque y muy importante aún, cómo se puede transformar o trabajar esa situación, construir soluciones. 

En el caso de los sentimientos positivos, hay veces en las que nos cuesta comunicar afecto, alegría, mostrarnos riéndonos porque queremos ser muy serios. Hay beneficios detrás de eso, aumenta autoestima, la alegría le hace bien a nuestro cerebro. Fomentarla y expresarla. El humor, el optimismo. conectar con eso. 

  • Capacidad de iniciar, mantener y terminar una conversación. 

Algunos padres temen abrir paso a la conversación, incluso con los más pequeños, preguntar, abrirse y expresarles cómo se sienten y piensan. Practicar la capacidad de comunicarnos, interesarnos genuinamente en nuestros hijos. Que la conversación no se quede en “como te fue en el cole” compartir pensamientos, ideas, sentimientos e intereses.

  • Defender los propios derechos.

La típica frase “tenemos deberes y derechos también” los niños y adolescentes van asumiendo responsabilidades a medida que crecen y en consecuencia sus derechos y privilegios deben ser también respetados y validados. Los padres también tienen deberes y derechos. Estos son aspectos que deben ser conversados de forma explícita y clara. Esto ayudará a que cada quien se maneje dentro de una estructura de acciones y principios y apoyará también que cada niño reconozca en los distintos espacios de socialización y en otros vínculos cuáles son sus deberes y derechos para tener relaciones justas y recíprocas. 

  • Disculparse o admitir un error. 

Equivocarnos es lo más común e incluso, necesario para aprender. Si los padres no reconocen cuándo se equivocan los hijos empezarán a dudar de sus propias percepciones y a actuar sin confianza en sí mismos, lo que puede acarrear bastantes problemas después. No vale disculparse si se utiliza como un truco para suavizar las cosas. Debe ser un acto sincero y de reconocimiento que uno no es perfecto. Disculparse puede enseñar a los hijos muchas lecciones importantes, al tiempo que ayuda a mantener con ellos una actitud abierta, sincera y realista.

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