El desarrollo del adulto está subordinado a la forma en que haya resuelto los problemas de los períodos anteriores: dilemas de confianza y autonomía, de iniciativa y laboriosidad. Se trata de dilemas que persisten y que dan sentido de continuidad a las experiencias del adulto. Con esto, se redefine la personalidad, prioridades y lugar en el mundo.
En la adolescencia, los problemas fundamentales a resolver eran la consecución de la identidad frente a la confusión. Definición de identidad del adolescente: implica la aceptación del propio cuerpo, conocimiento objetivo y aceptación de su propia personalidad, identidad sexual y vocacional, definición de ideología personal (filosofía de vida) y valores propios (desarrollo moral). Distingue quién es en verdad y quién desea ser (Autoconcepto y autoestima).
Los problemas de identidad y de intimidad se presentan durante toda la vida. Sucesos importantes como la muerte de un familiar, generan crisis simultáneas de identidad e intimidad, mientras que la persona lucha con la pérdida y trata de redefinirise sin la presencia de un compañero íntimo. La llegada de un hijo, mudarse a una ciudad, comenzar a trabajar en un nuevo empleo, regresar a la universidad son grandes cambios que exigen ajuste psicosocial. Otros ejemplos son los de trasladarse a otro país que implica recobrar o alcanzar la autonomía y redescubrir competencias, la laboriosidad, etc.
El yo, la familia y el trabajo:
El desarrollo del adulto puede describirse en el contexto de tres sistemas independientes, pero interconexos que se concentran en varios aspectos del yo: el personal, el yo como miembro de una familia (hijo adulto, miembro de una pareja y progenitor) y el yo trabajador.
Estos sistemas cambian con los acontecimientos y las circunstancias, lo mismo que a raíz de las interacciones con la comunidad y la cultura en general.
El yo personal: autorrealización y autoestima:
El yo se conceptúa de muchas formas. Una formulación clásica de lo que es importante para el Yo adulto es la de Abraham Maslow (Jerarquía de las necesidades humanas). Establece necesidades que hemos de satisfacer cuando luchamos por alcanzar nuestro potencial o sentido del yo. La meta es la autorrealización, es decir, la utilización y el desarrollo pleno de nuestros talentos y capacidades.
Maslow establece que esto sólo puede expresarse o atenderse después de satisfacer las necesidades de orden inferior como las de alimento, vivienda y seguridad. Necesitamos amar, sentirnos amados y experimentar un sentido de “pertenencia” en contexto como la familia y la comunidad. Además, necesitamos autoestima y obtener de los otros respuestas positivas, que van de la simple confirmación por parte de familiares y amigos de nuestra personalidad, habilidades y logros hasta la aclamación y la fama de la sociedad.
¿Por qué se necesita un autoestima y respuesta positiva para llegar a la autorrealización?
Las pruebas de autorrealización de Maslow y de su composición en estudios de casos de personajes importantes y otros individuos que parecían encaminarse a alcanzar su potencial. ¿Qué tipo de personas son? Realistas, tienen sentido del humor, son creativos, productivos y con autoconcepto positivo. Por supuesto, no son perfectos y pueden ser caprichosos, distraídos, obstinados en la obtención de potencial. También acota que es una búsqueda permanente que nunca termina por completo.
Carl Rogers: Trataba de averiguar causas d ela ansiedad, la poca autoestima y escaso sentido de valor personal. Nuestros padres nos imponen condiciones de valor “no hagas esto, no hagas lo otro” porque de lo contrario serás una persona sin valor. Al interiorizar esto, se adquiere poca autoestima, sentidos de fracaso, ansiedad y desesperación recurentes. Algunas veces, las condiciones interiorizadas se convierten en criterios inalcanzables de perfección.
En la familia siempre hay un contexto, un microcontexto en el que se incluyen a esas figuras que erigen como referentes básicos en la formación de la personalidad del sujeto infantojuvenil. Es decir, conforman un idioma emocional, claves afectivas, acento en la forma de reaccionar, un diálogo, un autodiálogo. El alma de la comunicación con el mundo y con uno mismo: su lenguaje.
Rogers propone que nos veamos a nosotros y a los demás con una consideración positiva incondicional, expresión que para él significa aceptar una forma afectuosa –sin reservas ni condiciones- al otro como un ser humano valioso.
¿Cómo relacionamos el YO personal (identidad, autoconcepto, autoestima) al rol de madre o padre?
El yo como trabajador:
La respuesta que demos en la vida adulta a la pregunta “¿Qué te gustaría ser de grande?” juega un papel importante en nuestra identidad, es decir, lo que somos y lo que no.
Independientemente de la ocupación, llevamos con nosotros las actitudes, las creencias y las experiencias de nuestro trabajo. Somos miembros de una empresa, de una profesión, de una especialidad, arte u oficio, etc. Esto define nuestro status, nuestro ingreso o prestigio. Define nuestro diario de actividades, los contactos sociales y las oportunidades de desarrollo personal.
Para algunos, el trabajo es un medio de supervivencia. Se obtiene dinero para adquirir alimento, vestido y morada para ellos mismos y su familia pero no organizan su vida en función del mismo. A otros les da la oportunidad de ser creativos o productivos; les ofrece un acicale y estimula su crecimiento; les permite, además, lograr autoestima o respeto.
Al definir los aspectos importantes del trabajo, se encuentran dos:
- Factores intrínsecos: características del empleo, las habilidades para realizarlos. Lo describen en función de su reto o interés, aunque también podrían hablar de la competencia y los logros alcanzados.
- Factores extrínsecos: sueldo, estatus, comodidad o conveniencia del ambiente laboral y las horas de trabajo, lo adecuado de las prácticas de supervisión de la empresa, actitudes y apoyo de los compañeros y oportunidades de progreso.
Los afortunados que hallan en su trabajo estos factores intrínsecos suelen comunicar mayor satisfacción, motivación y compromiso personales. Es más probable que estos trabajadores definan su identidad principalmente a partir de su trabajo o de su carrera. Conocen la satisfacción personal que les procura y no quieren perderla.
En la actualidad, la mayoría de los trabajadores ya no se definen exclusiva o, incluso, principalmente en función del trabajo. Son cada vez más lo que buscan un equilibrio entre familia, trabajo, intereses personales y pasatiempos.
El yo como miembro de la familia:
El concepto de identidad es permanente, esencial y no se puede separar de la familia. Forma parte de su naturaleza.
Para el individuo, su familia es un contexto sumamente importante de su desarrollo como adulto. La estructura da sentido a cada uno de sus componentes, relaciones que se establecen en la familia dan sentido, significado, una función o rol dentro del sistema familiar a cada uno.
Los adultos y/o progenitores se encargan de ofrecer lo necesario para la educación, la manutención, el alimento. Esta asimetría en la aportación, no excluye que dicha aportación sea recíproca ya que los menores empujan a los padres a crecer y madurar como personas al mismo ritmo que estos crecen.
Sobre la familia, recae gran parte de lo sentido y lo simbólico sobre lo que se genera la primera aproximación del autoconcepto.
En general, sus roles familiares contribuían de manera decisiva a definir lo que ellos eran. En la identidad del adulto, los roles y responsabilidades familiares eran los elementos más importantes: como progenitores, cónyuges, hermanos e hijo; sobre las actividades y responsabilidades familiares; la intimidad, la comunicación, la compañía y la realización personal.
Los jóvenes, casados o no, suelen encontrarse en transición; pasan de la familia en la que crecieron a la familia que formarán.
En este proceso, se hallan cuatro aspectos según Lois Hoffman (1984).
- Independencia emocional: menos apoyo psicológico de sus padres. Adaptar emociones, frutraciones, tensiones a las situaciones, responsabilizarse por ellas.
- Independencia de actitudes: el joven descubre actitudes, valores, y creencias que no por fuerza son iguales a los de sus padres.
- Independencia funcional: capacidad para adquirir solvencia económica y atender los problemas cotidianos.
- Independencia de conflictos: se presenta en cualquier momento, supone la separación de la familia sin sentimientos de culpa ni de traición. Conductas frente a los conflictos, cómo los analizas y cómo te adaptas a ellos.
En Aprende Más estamos abocados a dar mayores espacios a padres y madres, bajo el entendido que para que nuestros hijos estén bien, nosotros debemos estarlo tambien