La Navidad y las emociones

La Navidad y las emociones que ésta nos trae: alegría, tristeza, esperanza…

Navidad linda navidad es un día de alegría, de esperanza y de tristeza para muchos niños y sus madres.

La navidad podría conectarnos con nuestras  vivencias de niños, con los regalos, con el olor de la hayaca, con la tradición del pesebre, del arbolito, de los adornos, de la vestimenta del 24 y el 31.

Sin embargo, en Venezuela también estamos en presencia de una Navidad trastocada, tenemos hijos, padres, sobrinos, abuelos que han migrado, así como también otros se han quedado.

Son innumerables los casos que asisten a terapia por esta fractura familiar, niños tristes, madres tristes, familias deconectadas, abandono, dificultades de todo tipo, y luego viene la Navidad, una época tan exigente en cuanto al encuentro familiar.

Las frases que escuchamos “nos quedamos sólos” “ellos se fueron y están lejos” es imposible que la nostalgia no nos toque, además de lo que nos ha dejado el COVID, el duelo de seres queridos y una suerte de duelo colectivo, por el tiempo paralizado y perdido.

¿Qué decirle a nuestros niños? Y cómo manejar la ausencia de sus padres?.

¿Qué decirles a los padres? Y cómo manejar la ausencia de sus hijos?

¿Cómo se reconfigura este pastiche emocional?

Quizá una mirada abierta a la reconstrucción de nuevos lazos podría conectarnos con  la alegría y la cercanía con un “otro” o tal vez, reconectarnos con gente conocida y actualizar las experiencias, contar anécdotas podría ser otra alternativa.

Dejar partir a los que ya no están y aceptar y disfrutar el contacto desde la distancia, con la esperanza del abrazo, ése que tanto añoramos. Usar las redes sociales y apróximarnos de la mejor manera posible, sin idealizar.

Comprender que la vida es un continuum y que forjar la alegría frente a las festividades es también una decisión personal, reponerse y albergar pensamientos positivos, alegrarnos con la vida y con lo que nosotros mismos podemos proveernos.

Llevar a los niños a las plazas llenas de luces es un sentir contagioso, comer un helado y crear nuevas experiencias desde lo cotidiano y lo posible, esto activa nuestro cerebro e incide en la salud y el bienestar emocional.

Las estrategias de afrontamiento pasan por comprender lo que sucede, la distancia física per sé es inevitable, pero el adn y los genes permanecen allí, no es posible romper con el vínculo al menos que sea el deseo de las partes, así que los hijos seguirán siendo hijos y los padres seguirán siendo padres.

Forjemos en nuestros hijos una mirada positiva, edifiquemos juntos y dejemos que los símbolos de la navidad entren a nuestras casas, reconectemos con aquél recuerdo plácido, agradable, hermoso y desde allí, desde lo que nos conmueve armemos un arbolito de luces en nuestros corazones.

De modo tal, que podamos transitar por un nuevo camino que pueda ser “llenado” de nuevas experiencias, rutinas y nuevos sentires. Es por tanto, importante dar y darnos esa posibilidad.

Viajar, ir a la montaña, explorar a través de nuevas experiencias, hacer cosas nuevas, es también otra manera de conectarnos con nosotros mismos, nos permite ejercitar nuestra cognición y nos habilita emocionalmente.

Y muy, muy importante: si esa tristeza nos llegase a paralizar, si el llanto llega a ser incontrolable o los pensamientos negativos son tan insistentes que nos apartan del mundo, pues es el momento de buscar ayuda y contarle a quienes tengamos más cerca, toma el teléfono, hazlo ya, si es tu caso, es el momento de colocar nuestra cabeza en un hombro y dejarnos apoyar.

La tristeza es parte de la vida, y la Navidad nos lleva irreductiblemente a conectarnos con esa emoción, debemos darle el justo valor, que sea la reflexión, la añoranza, la remembraza y el recuerdo lo que nos conecte con la esperanza e incluso con un nuevo propósito.  

En Aprende Más contamos con un equipo especializado para madres y jóvenes y también existen centros de ayuda para situaciones que en algún momento podamos sentir que son poco llevaderas.

Recuerda ¡No estás sola!.